martes, 6 de enero de 2009

poemas imberbes

mar_01



En tierra, azada que hiere el barro,
Espera y luego fruto.
Mar,
Tiempo denso y abisal.
La estela pesquera, surco.
Se abre y se cierra,
Araña la piel del agua.
La lonja, mercadería :
¡ Minutos, escamas,
Espinas y platerías ¡
Y entre dos, silencio y abanico.
Te dibujo de hollín los labios,
Tú, lienzo de mareas, borras mis trazos.
Cada noche seremos, de piedras y mar,
Unos cuerpos nuevos.

mar_02





Caja de velas, juego infantil.
Dedal, bolillo y cojín.
El ajuar del viento,
Mantel,
Delantal
Y mandil, cerca del mar,
Su jardín.
Puntadas recias de estopa.
Cordeles agrios de soga.
Cesteros de enea marina,
Trenzan labor de olas
En la que deja peinarse la brisa,
La brisa caliente y boba.





mar_03



...Estrellas.

Mecánicas espirales
En las noches pedaleo,
Hago rotar para tí,
Constelaciones de besos.
Complejas casualidades de brillos,
He escondido en tus recuerdos.
Entre estrellas infantiles
Y pequeños universos.

...Nubes .

En lava reposo. ¡ Espero así un día evaporarme!.
Ascender, nublarte.
Borrasca en tu cabeza.
Humedecer tu piel
Como de briznas del norte.
Llover tus ojos,
Dormirte en musgos.
Ser efebo de las meigas de un bosque.

...Sol.

Gotas de sudor de sol, caen ordenadas,
Se tienden en los olivos.
Sobre agrias lomas de sal
Calmadas por gitanillos.
Los cielos que yo te sueño,
Dormido entre surcos vivos,
Me hacen químico moro y desde una torre grito :
-¡ Almíbar de naranja ,
alma de azahar ¡ .
Te regalo alhajas,
De las letras nazaritas.
Brillos de bazar.
En el denso de la alberca mansa,
Están tus ojos hundidos,
con las noches de Marruecos.
Con grito por luto teñido.

...Mar

Paralela al mar ,
Celosa de su imagen abisal,
El alma de ave de las olas,
Torpes seres en tierra,
Está atrapada en la sal.
Gaviotas trazan bahías,
que imaginan entre el viento,
para las nubes del mar, viejo cielo
Herido, tumbado y muerto.
En las orillas del tiempo
Curvo el horizonte, espero
A que me lleguen espejos,
Plomos, fragmentos de océano.
Luego duermo y delirando
Reparo para tí
El primer cielo.
Con un mosaico de peces
Y el aire enredado en tu pelo.






tierra_01




Cuajo placentario de la madre ,
Amnios de luna.
Nutriente lácteo, inicial
Fermentando en un molde de noche.

Cuando el día muerto
Se recoge, entra en mí.
Y las fieras extintas que
Devoran montes,
Son fobias mías que me recorren.
Marcan con su hedor
Las camadas de luz.
Retozan, copulan
Entre los espliegos,
Cabellos de una extraña tierra masculina.

Ante la luna me trago
Un complicado horizonte.
¡Que el mundo al ser vaciado
se aferra al cuerpo del hombre!.

Serán sus abismos
Mis sueños de hoces.
Sus caminos lentos
Largas hileras de voces. Las que me llaman,
Sin pronunciar mi nombre.

¡En la solapa del día , siempre llevo yo prendida
una estampa de la noche!.



tierra_02






Descalzo por los cementos
Recuerdo yo, mi corazón niño.
Tras mandiles de comadres,
En regazos de vecinos.

Las ancianas con verruga
Que bordaban lienzos finos,
Me achuchaban la certeza
De los festones torcidos.

A su madre, parra vieja
Corrían mis miedos aún limpios
Y mis lágrimas amargas
Maduraban, moscatel ingenuo,
En lo alto de sus limbos.

Ya anunciaban moscardones
Los tedios allá no nacidos.
Venían de vertederos
Oliendo a melón podrido.

¡ A mentiras oxidadas ,
a gallos enfurecidos ,
al sudor de los cercados, en mi frente derretidos!

Ahora enfilo recuerdos
Alhaja de desperdicios,
Salada inocencia de lata,
Angustia infantil,
Párpado de delirio.

Veía yo como la sombras
Obras de autores mendigos,
Se exponían en los patios
Al corrillo de vecinos :
Acuarelas de humo líquido.

Y me repeinaban luego
Con el vientecillo cálido
Del alma del lápiz fino,
Que resuena el las orejas
Del aseo de los niños.

A salvo en la siesta
De la brasa del día dañino.

¡Cómo recorrí en frescas colchas
Las desgracias del camino!



tierra_03


Sobre la piel de las tejas
Vierte la luna su cuajo.
Y los ojos se me agrian
Con la pena de sus rayos.
Terso, su pecho contínuo.
Insomne, circular calvario.
Prendido en el negro fresco
Como queso añejo, antiguo,
Amargo.

Con piedras por hombros
Y palos por pasos.
Camino entre esferas de bilis
Que ruedan en mis letargos.

Viento que trae sexo
Desde los cercados, y se cuela
Sediento de cuerpos
Entre flecos de reparo.
Ha traído para mí unas manos,
Con veredas en las palmas
De cazadores
y galgos.

En las noches recias
De este vacío llano,
Fué donde encontré yo,
Las pocas verdades que guardo.





vacío_01



Estar, sesga el vacío con hilo de presencia.
Ser, se mulle entre esperas,
Las que embalan el tiempo.

Pensar es un trino eléctrico,
El del chinche de latón que habita el oído.
Agita sus patas,
Hurga en ideas,
Cuando yo sólo quiero nada, silencio.

Del dolor clínico y exacto de la mente
Brota una espesura de algodón y siesta.
Cerrar la puerta, caer al suelo,
Dormir los ojos.
Soledad.




vacío_02



La ventana se cierra.
El aire entre sus hojas castiga.
Como el humo suicida seduce al vano
Aspirando vicio, ciego de nulo reclamo.

Y la ausencia limpia
Enciende el deseo de impureza viva.
La asepsia de las lágrimas tranquilas,
No aclara dolor,
Sazona la luz de los ojos
En carne viva.

Es la bruma en el mirar de tu casa
Que empaña el vidrio,
Redentor de alba teñida.
Cuando ventilan su rara risa
Y el amanecer manso
Lame mezquino su herida.



vacío_03



La luna hembra se lima,
Cuando menguante se arregla,
Los flecos mal perfilados
Que le dejan las veletas.

Las esquirlas de luz, son brillo de ojo
De una niña muerta.
Sombras de velas sin cera
Cayendo como pavesas
Se ahogan...
Y desde el fondo me miran
Presas de una acequia negra.

ignasi feble i fort

la nada diédrica





La nada es geométrica. La nada es aquello que sentimos cuando lo lleno nos abandona, justamente aquello que caracterizó durante años a Wolphius.
Vestía rigurosamente de negro, ni tan siquiera por propia voluntad , el hollín y la melancolía que rodaba por los estantes se le habían ido adhiriendo durante años de errar por sí mismo. Su origen era tan solo literario, nació de un desvelo, casi como lo hacemos todos. Alguien lo arrancó de la unidad en la que anidaba indemne al dolor. El empeño por engendrar debería ser blasfemia, pensaba a menudo .
Tres planos localizados, vestidos de una espesa capa de polvo grasiento y parduzco, incoloro.
Su espacio era un diedro.

-Sí, vivo encerrado entre tres paredes y no pienso hacer uso de mi voluntad para suponer la existencia de la cuarta-

En varias ocasiones se planteó la posibilidad de vivir una libertad cuadrangular, como lo hacen el resto de los personajes de romances, pero siempre desistía, la desidia le obligaba a habitar aquel espacio pensado por los humanos para extraer de él saber o simple distracción pero nuestro individuo residía ignorante a todo aquello en aquel lugar incomprensible para el resto del reparto, que soñaba con desaparecer de la trama y encaminar un extraña andanza por el espacio tridimensional.
Esta es la historia de un personaje de novela, al fin y al cabo, un oprimido más. Unos estamos oprimidos por el no-yo y otros por una edición barata del Quijote eternamente expuesta en el escaparate de una destartalada librería.
Exponer en un atril de caoba una edición de postguerra de nuestro querido Quijote es como mostrar el culo de la idiosincrasia hispánica en un puesto ambulante, pero nuestro mundo está plagado de grotescas solemnidades y a Wolphius le agradaba vivir en aquella fanfarria cultural, en definitiva, el Hidalgo es el maestro de cada español y todos sentimos haberlo leído sin ser del todo cierto.
Quizá lo soñamos cada noche o recordamos párrafos furtivos de la escuela o simplemente mentimos.
Su espacio era exactamente el de Sancho, sin dejar de tener una profunda admiración por el Caballero, de algún modo era él el que se proponía escapar del diedro.
Panza camina por esa esquina del mundo que es España sin acabar de reunir el valor suficiente como para escapar a la conocida vida cuadrangular, libre.
Es hermoso habitar un lugar definido por su apertura y expansión y del que voluntariamente no se quiere o no se consigue salir.
Wolphius no es la metáfora fácil de Don Fernando o del barbero. Su nacimiento fue fortuito, alguien un día decidió abrir un enorme volumen literario por su supuesta charnela, y nació. Siempre aparece alguien que traza un eje y nos pone a dar vueltas en torno a él, no debemos sorprendernos demasiado. Siempre hay alguien que nos abre en canal el corazón o el abrigo.
La ciudad tenía una colección de escaparates comerciales olvidados de hermosura incomparable, Wolphius habitaba en uno de ellos. Le gustaba, era gratificante poder pasear por los tiempos lineales y circulares, según la óptica, que allí se daban. Husmear entre todo aquel universo de dejadeces e inutilidades, de anacronismos y baratijas era fascinante para él. De vez en cuando pensó en alimentar su alma con alguno de estos lapsos, pero rápidamente cayó en la cuenta y se retractó por timidez. Le costaba acostumbrarse a ser un momento dentro de aquellos otros intervalos abandonados pero en cierta medida se sentía superior a ellos ,él estaba vivo, alguien lo sacó de la literatura y lo puso en este mundo, dejaron de considerarle como una conversación de resacosa filosofía y lo hicieron plantar cara a la superficie de los sentidos.
Recordó con felicidad el día en el que tropezó con un tomo de la metafísica de Aristóteles y pudo leer de soslayo que la música habitaba la superficie de la sensibilidad.
-¡que belleza intuyó este viejo¡- , se dijo.
Si la música es la diosa de lo superficial, ¿qué capas de un espacio estratificado representarían el resto de las artes?.Su sobresalto crecía por momentos...

-¡Dios, en qué plano se encontrará esta dichosa literatura que me parió!-.

ignasi feble i fort

el hijo de la modistilla de barrio


Estáis al abrigo de mi cálida tristeza, dentro de mi casa, lejos del lamento gélido de la vieja Barcelona. Enferma, respira mal y esputa sus recuerdos en las calles vasocomprimidas por trombos de población excesiva. Me he rodeado de vosotras, mis enhiestas compañeras, plantas tropicales añorantes que un día habitábais mi balcón y esta semana de heladas, intentáis ingenuas germinar en mí. Os he abandonado junto a él, mi amado gato de vapor templado, único tonificante de mi alma. Salí ya oscurecido y, sorteando los trombos de transeúntes, visité vulgares almacenes en busca de un recio abrigo de paño. Una de esas prendas sobriamente guarnidas y de talle lacónico. La expedició terminó en fracaso. Todo lo que hallé era dilatadamente pretencioso o sintéticamente feliz. La búsqueda de la felicidad perdida pertenece a la generación del nylon, a esa saga de hombres fríos que intenta guarecerse del viento dentro de tejidos impremeables, que impiden la transpiración de las emociones y les hacen vivir en un bochornoso sopor de expresiones congestionadas.
Los mullidos abrigos de poeta ya no se estilan, sólo se confeccionan modernas sotanas que visten el caminar solitario y cansado.
Los gabanes de caballero contemporáneo me expulsaron de las tiendas con un zarandeo que me devolvió a las calles, humillado como siempre por mi extrema pequeñez.
De nuevo en mitad del colapso, el aliento de la masa humana me congeló súbitamente y recordé aquellos versos hilvanados en los que un sastre lloraba por los millones de muertos que habitan la ciudad. Millones de muertos que ultracongelan a los vivos, siempre solos, para posteriormente amortajarlos en una lámina de plástico mortecino. Es posible que los vivos sean después depositados en neveras de las que la población inerte se abastace, ya que los seres sensibles disponen de una glándula que segrega un viscoso fluído altamente rico en soledad.
Logré salir del tumulto procesional y llamé a la puerta del hogar familiar que se abrió tras marcar un número telefónico. Al otro lado estaba ella, amantísima como siempre, tras un umbral de setecientos Kilómetros que me impide acariciar el tenue recuerdo de su delicada piel. Le pedí que me preparase un paquete postal con el abrigo de lana que confeccionó hace años para mí.
Pronto me cubriré de nuevo con la gruesa piel que, cada invierno tapiza mi tristeza, con un forro de tierno amor uterino.



ignasi feble i fort

espejos




‘…cada vez me interesa menos la realidad’
J.M.G. LE CLÉZIO

El espejo es la protección uterina de los salones de belleza , de los burdeles y de las salas de juegos de azar. El espejo es la materia prima de la vulgaridad y el mármol travertino de las clases medias. Ante los espejos , hoy se juran la muerte las adolescentes.
No es centro de esta cuestión desvelar el error de la fe en la realidad. Pero sí necesario comentar que si en su momento sucumbimos ante la rotundidad de los racionalismos de diversa clase, hoy lo hacemos ante la tormenta de imágenes ‘reales’ que atribuímos a la composición verídica de la realidad.
El contenido de un espejo es la pura irrealidad entendida por lo que definimos normativamente como tal. Cuando hablamos de realidad, jamás acordamos en incluir dentro de nuestro discurso concepto alguno de universalidad.
Es decir, para nuestro entendimiento, realidad es todo menos aquello universalizable, generalizable o conceptualizable. Realidad es la pura contingencia, el grueso tejido fenoménico formado por el ‘ total’ de los hechos que nos rodean. De este modo difícilmente podremos percibir como real aquello que al menos en un estrato sensible de la percepción está exento de cualquier tipo de casualidad real .Si por aproximación pensásemos que los caracteres mutables y mediatos de una hoja de espejo, son mínimos o nulos. Si por aproximacón, como hacemos a menudo, pasamos por alto estos ‘pequeños’ episodios de ‘vulgaridad fenoménica’, habremos caído en la brutal trampa del espejo .El espejo es perverso , se desnuda de toda contingencia para iniciarse en una deriva orgiástica de celebración de lo real , de lo que trata de mostrar como real, cuando a poco que se la apure confiesa como fiel medio de la conceptualizacón de la imagen. Bien podríamos considerar el reflejo, la identificación, el reconocimiento, como procesos de generación – formación de imágenes – concepto.
La cara que nos muestra la organicidad de lo que se considera realidad es la de una ciénaga en calma, profunda y densa. Perturbada una y otra vez por el viento.

Ignasi feble i fort